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sábado, 15 de octubre de 2011

Sociedad.

La mancha de azufre ya roza El Hierro

La gran mancha de azufre con restos de la erupción llegó ayer a la costa de El Hierro. Los habitantes con vistas privilegiadas al Mar de las Calmas vieron cómo sobre las tres de la tarde rozó el litoral.
El Cabildo afirmó anoche que no sabía con certeza si la gigante mancha de la erupción -visible incluso desde el espacio- había tocado o ya la tierra pero lo consideraba probable.
Los expertos señalan que la mancha crece y se mueve arrastrada por las corrientes y que su desplazamiento no implica necesariamente que la erupción submarina haya crecido.
Pese a que los signos previos a la erupción comenzaron el 19 de julio, hasta el jueves ningún organismo oficial pidió que el Ramón Margalef, flamante buque oceanográfico del Instituto Español de Oceanográfia, acudira allí. Zarpará el lunes con el robot submarino Liropus 2000.
La crisis sísmica primero y la erupción submarina después han hundido su negocio. Pensaba tener este mes una ocupación del 60% y se ha quedado en menos del 10%: de una veintena de apartamentos solo tiene dos ocupados.
La zona cero de este parón económico es la localidad de La Restinga, de unos 600 habitantes, la más próxima a la erupción, desalojada el martes. La pesca, de la que dependen 40 familias, ha quedado prohibida en aguas de la localidad.
La otra comarca especialmente golpeada por esta crisis sobrevenida es la del Golfo, cuya capital es Frontera. El túnel la comunicaba con la capital en apenas diez minutos, la alternativa ahora es recorrer durante 45 minutos una carretera de montaña.
El alcalde de la localidad, David Cabrera, dice que una referencia para pedir las ayudas sería el de la localidad murciana de Lorca, golpeada por un terremoto el pasado 11 de mayo: "Aquí no ha habido daños a personas y bienes, pero el impacto económico puede ser parecido".
El cierre del túnel, construido hace ocho años, ha dejado de ser un asunto colateral de la crisis volcánica y ha roto el consenso que hasta el miércoles existía entre las administraciones.

Mientras los empresarios lamentan su desgracia, hay quien se hace el cuento de la lechera. Apoyado en la barra del Don Din, Juan José Pérez, sueña con que haya finalmente una erupción cerca de la tierra. "Una erupción que no le haga daño a nadie. Que dure varios años y atraiga a muchos turistas... y haya que construir para ellos hoteles y apartamentos... y así como soy albañil, tenga yo trabajo para años".



Gracias al periódico ElPais.com


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